Hola chicos, hoy en este nuevo post de "De viajes con Marta" os voy a hablar sobre uno de mis destinos de invierno favoritos, Andorra. Siempre suelo ir en invierno para poderaprovechar la temporada de esquí e ir a grandvalira. A parte de esquiar puedes hacer múltiples planes como ir de compras y más cosas que ahora os contaré.
QUÉ HACER Y QUÉ VISITAR EN ANDORRA
1. Descubrir el románico andorrano
Algo que hay que ver en Andorra, sí o sí, son sus iglesias románicas. No
todas, claro, porque hay nada menos que 44, pero merece la pena visitar
algunas de las más representativas. Nosotros tuvimos la oportunidad de
conocer la iglesia de Sant Climent, en Pal (foto superior), y la iglesia de Sant Romà, en Les Bons
(foto inferior). Cada una tiene su atractivo. La de Pal (s.XI-XII),
mejor conservada y más imponente, sobresale por su estilizado campanario
y es de las más bellas de Andorra. Se puede hacer una visita guiada
(5€) reservando en el
Centre d´interpretació Andorra Románica de Pal, donde además podéis ver una pequeña exposición gratuita sobre el arte románico.
2. Lanzarse por el Tobotronc
Si entráis al país por la frontera española veréis enseguida el letrero de Naturlandia,
un parque de aventuras ubicado en Sant Julià de Lòria ideal para los
que vais a visitar Andorra con niños. Allí se lo pasarán en grande con
las camas elásticas, la tirolina, los buggies, el castillo inflable y un
largo etcétera. ¿Y para adultos? También hay actividades interesantes
para los adultos, algunas de ellas incluidas en el precio de la entrada y
otras, como el alquiler de quads, que se pagan por separado. Hace años ya estuvimos allí precisamente haciendo quads por la montaña (¡muy recomendable!), pero esta vez sólo tuvimos tiempo para repetir en la atracción estrella: el Tobotronc, un “tobogán” de más de 5 km que te lleva montaña abajo salvando un desnivel de 400 metros.
3. Conducir karts sobre hielo
Dos de las actividades más divertidas que pudimos experimentar en Andorra fueron el ballon-balai y los karts sobre hielo en el Palau de Gel de Andorra, ubicado en Canillo. El ballon-balai es un deporte (practicado sobre todo en Canadá) muy parecido al hockey, pero en el que se usan una especie de escoba como stick,
una pelota redonda y un calzado normal (no patines). Las risas están
garantizadas. Pero quizá la propuesta más atractiva del Palau de Gel son
los karts sobre hielo. Supongo que no hacen falta explicaciones. Lo
único que os puedo decir es que causa adicción y que cuando empiezas a
pillarle el gusto a derrapar y deslizarte sobre el hielo no quieres
parar.
4. Explorar las montañas en vehículo oruga
En cualquier listado de cosas que hacer en Andorra siempre habrá algo
relacionado con la nieve. Es casi inevitable. Sin embargo, para huir de
actividades de sobras conocidas como el esquí, el
snowboard o
las excursiones con raquetas de nieve, os proponemos algo bastante
original y que, dicho sea de paso, requiere un menor esfuerzo (ninguno,
vaya): explorar las montañas con el vehículo oruga de
Gicafer,
una empresa que organiza excursiones personalizadas para grupos de
hasta 14 personas. El módulo trasero -el más grande- está comunicado por
vídeo y audio con la cabina, de modo que el guía puede dar
explicaciones mientras avanzáis por la nieve. Echadle un vistazo a la
web para ver los detalles.
5. Probar la comida de montaña
Quizá no habíais pensado en Andorra como un país para hacer turismo
gastronómico, pero lo cierto es que se puede comer muy bien, barato y
abundante en muchos sitios. En Andorra la Vella, la capital de Andorra,
os sugerimos comer en
Era Bauró,
una cervecería donde sirven muy buenas tapas y donde elaboran su
propia cerveza casera, realmente deliciosa. Otro lugar donde comimos de
lujo fue el Hotel Bringué,
en El Serrat (Ordino). No sabemos cómo será el hotel (tiene buena
pinta), pero desde luego el restaurante es espectacular. Además de
ofrecer platos y productos típicos de Andorra, tiene unas vistas
magníficas junto al río y un local elegante y muy amplio. Y si queréis
comer en un lugar típico andorrano, tenéis que entrar en alguna de sus
más de veinte “bordas“, casas tradicionales de montaña que fueron reconvertidas en restaurantes. No olvidéis probar platos tradicionales como la escudella, el trinxat o las carnes con setas.
6. Conocer la historia y costumbres de Andorra
Andorra es un país rematadamente curioso, nadie puede negarlo. Eso de
ser un coprincipado tiene su tela, pero no es lo único que os
sorprenderá de su historia y de sus tradiciones… ni mucho menos. Una de
las mejores formas de conocer el país es visitar la Casa de la Val
(1580), edificio histórico que hasta 2011 fue la sede del Consell
General. De verdad que vale la pena cada sala y cada explicación. Otro
lugar que hay que visitar en Andorra para comprender su pasado es Casa Cristo,
una casa tradicional andorrana de familia de clase media que fue
comprada con todos sus muebles, adornos y recuerdos para ser expuesta.
La visita del guía Robert Lizarte te sumerge
de una forma muy cercana en la cultura andorrana.
7. Pasear por pueblos encantadores
Aunque sólo vayáis a pasar un fin de semana en Andorra, hay algo que
sería imperdonable que no hicierais: pasear por alguno de sus coquetos
pueblos. Y no vale ir de tiendas por Andorra la Vella (aunque también
tiene lugares encantadores, como la iglesia de Sant Esteve). Uno de los
pueblos más bonitos de Andorra probablemente sea Pal,
que además de la iglesia y el museo ya mencionados, posee un pequeño
casco urbano precioso, con casas típicas andorranas donde la piedra, la
pizarra y la madera son protagonistas. A decir verdad, la mayoría de
pueblos de Andorra parecen cortados por el mismo patrón, o sea que no
será difícil encontrar un pueblito por el que pasear relajadamente.
Algunas ideas: Fontaneda, Bixessarri, Ordino, Anyós, Llorts, Les Bons…
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